Primero extraemos toda el agua de coco abriéndole unos orificios y vertiéndola en un recipiente, Reservamos para más adelante.
Rompemos el coco y le sacamos toda la pulpa de su interior desechando la corteza dura.
Luego cortamos la pulpa del coco en trozos pequeños y los agregamos en la licuadora.
Añadimos toda el agua, además del agua de los cocos y licuamos muy bien.
Pasamos la mezcla licuada por un colador, y el líquido resultante lo ponemos en una olla a fuego bajo para que al cocinarse se separe el aceite del agua mientras removemos constantemente para que no se peque.
Al reducirse el agua quedará en el fondo de la olla solo unas onzas de aceite y algo de fibra del coco, apagamos el fuego, deja reposar por unos minutos antes de filtrarlo para que salga el aceite limpio y reservamos en un recipiente de cristal para conservarlo mejor.
Si quieres mayor cantidad de aceite de coco natural solo multiplica las porciones que utilizamos en esta receta casera.
Para solidificarlo llévalo a la nevera por un mínimo de 3 o 4 horas.